
Cuenta la leyenda que coincidiendo con la celebración guanche del Beñesmén o del Año Nuevo, las jóvenes en edad casadera acudían a los Chorros de Epina para conocer su destino en el agua, pues en ella se podía leer si alguien encontraría el amor verdadero. De esta misma fuente se conoce la leyenda de Gara y Jonay.

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